Cuando tenía 18 años salí con alguien que un día por WhatsApp, al poco tiempo de conocernos, me dio una especie de lista de todas las cosas que eran indispensables para que a él le gustase una mujer: “Me gustan las mujeres que usan tacones, que siempre tienen las uñas largas y pintadas, que tienen el cabello largo”. Para aquel entonces, yo no era de usar tacones y confieso que no soy de usarlos hasta el día de hoy a menos que sea una ocasión especial, en general me gusta ir cómoda. Tampoco usaba las uñas largas porque estudiaba arquitectura y sólo aquellos que han cursado esa carrera saben que tener las uñas largas o pintadas es mala idea a la hora de hacer un plano (la puedes cagar manchándolo con esmalte) o terminas llenándote de pegamento al hacer una maqueta. El cabello siempre lo he tenido largo, así que al menos algo había acertado. Recuerdo que una vez fuimos al cine y quise impresionarlo, por ende, me puse los susodichos tacones con los que casi no podía caminar y casi me mato al bajar unas escaleras.
La verdad es que ahora me da risa, pero en ese momento me sentía avergonzada. No por el tropezón en las escaleras, sino por no poder cumplir con aquella lista de atributos.
El tiempo pasó y cómo era de esperarse, aquella persona me rompió el corazón. Sólo me han roto el corazón dos veces en la vida y esa fue la primera vez. Meses después, finalmente empecé a volver a ganar confianza en mí y recuperar mi autoestima, pero a pesar de que ya había seguido adelante, el fantasma de esa lista seguía presente. En varias ocasiones quise cortarme el cabello y no lo hice, porque pensaba que no le gustaría a ningún hombre. Procuraba siempre tener las uñas largas y perfectamente pintadas y cada vez que tenia la oportunidad utilizaba tacones, aunque me mataban los pies. Finalmente un día, un impulso me hizo cortarme el cabello un poco más arriba de los hombros y fue tan liberador, como deshacerse de una mochila llena de piedras que llevé por casi dos años.
Volví a mis zapatos bajitos y comprendí que quien quisiera estar en mi vida debía hacerlo queriéndome y aceptándome tal cual era, porque no era una mujer exótica, era una chica sencilla y quería ser yo misma.
Ese tipo de lecciones sólo las puedes aprender a las malas, como fue en mi caso o educándote. Hay que leer y mucho, para que las piezas comiencen a engranar y entender lo que es por ejemplo, la desesperada necesidad de aprobación masculina en la historia de las mujeres.
Y lo veo a diario, con mis amigas que no se ejercitan lo suficiente cómo les gustaría porque pueden tener un cuerpo “masculino” y eso a los hombres no les gusta. Lo veo cuando no se hacen el tatuaje que siempre han soñado porque eso no es de señoritas o cuando no se cortan el cabello estilo pixie aunque les encantaría, porque van a parecer lesbianas, como si eso fuese algo malo.
Lo veo de forma preocupante cuando cientos de desconocidas hacen Tik Toks orgullosas de que finalmente comenzaron a tener logros como viajar o ejercitarse, sólo para que el ex se diera cuenta. Está bien, no niego que eso da cierto placer, poder decir: mira de lo que te perdiste. Pero todo nuestro mundo no puede girar en intentar convencer a alguien, especialmente a un hombre, que si valemos la pena. A las únicas que debemos convencer de eso es a nosotras mismas.
Normal, han sido siglos y siglos en los que fuimos educadas y sometidas para complacer a los hombres y no para ser independientes y lograr nuestros sueños. Y aunque cada día somos más libres y vamos ocupando espacios de poder, aun queda mucho por hacer, especialmente, dejar de lado la necesidad de aprobación y la dependencia emocional, esa que nos paraliza al punto de que nos perdemos a nosotras mismas y no nos permite avanzar y auto-realizarnos.
No podemos sentir que somos suficientes únicamente cuando somos validadas por un hombre, porque esa es la entrada a muchas carencias emocionales, infelicidad y ansiedad en el mejor de los casos o en el peor, violencia física.
Estas palabras las escribo por esa amiga que dejó de lado sus estudios durante meses porque lo único que podía pensar era en recuperar a un hombre que no la supo valorar: eres una mujer trabajadora y llena de vida, no dejes de lado tus sueños por creer que no vas a encontrar el amor. Por esa chica que desea ser fuerte y musculosa: te vas a sentir saludable y verte hermosa, hazlo. Por aquella conocida a la que le dijeron que se iba a ver como un chico por cortarse el cabello: te vas a ver incluso más reina que Lady Di.
Por aquella compañera de la Universidad que me dijo que quería usar cierta ropa y tomarse fotos, pero que no lo hacía porque no quería parecer una p*ta: usa la ropa que te haga más feliz, eso no define quien eres ni lo que sientes. Por aquella desconocida que logró mejorar su físico y auto-superarse: mereces a alguien que ame todas las versiones de ti, no solo la empoderada, la mujer sensible, frágil y un tanto tímida que a veces también eres. Sigue así, pero hazlo por ti.
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Bravo! 👏